¿De dónde proviene el té y cómo se cultiva?

El té que conocemos (tanto en sus formas negro, verde, rojo y blanco) proceden todos de  la planta Camelia Sinensis, que en estado silvestre puede alcanzar los 15 metros de altura, pero que en las plantaciones controladas no supera los 2 metros de altura. Mediante esta poda se consigue que la planta tenga una altura idónea para la recolección ya que de esta forma producirá hojas tiernas y de gran calidad.

El té se cultiva en las zonas tropicales monzónicas debido a la necesidad de un clima más húmedo que la del café para su desarrollo correcto. Los tres países productores más importantes son : India, China y Ceilán, seguidos de Uganda, Indonesia, Tailandia, Madasgacar, Vietnam, y Japón.

Su calidad depende de su recolección y el estado de la hoja de la Camelia Sinensis. Existen seis clasificaciones dependiendo de la ternura de la hoja las cuales pasamos a describir a continuación:

  • OP: Máxima calidad. Caracterizado por ser el más verde y tierno. Té de la Reina
  • OP1 – OP2: Buena calidad
  • OP3 – OP4: Calidad media
  • OP5 – OP6: Calidad Inferior. Son tés empaquetados en pequeñas bolsitas para su consumo.

La elaboración de cualquier té, conlleva los siguientes tratamientos antes de llegar a nuestra taza:

Primero se marchita, perdiendo así gran cantidad de a humedad propia de la hoja fresca. Luego, se enrollan las hojas, con el fin de que se rompan las células y la savia salga y entre en contacto con el aire. Ello provocará la fermentación, en la que además se le conferirán las propiedades de aroma, color, etc. Una vez se estime conveniente, se procederá al secado de las hojas, interrumpiendo así la fermentación. Según haya sido ésta, los tés, serán verdes, negros, blancos, perfumados, etc.

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