El té se ha convertido en una de las bebidas más consumidas en todo el mundo. Ese momento en el que te sientas con tu té en la mano es ya un ritual para muchos de vosotros. Pero… ¿Sabemos de dónde proviene?
Para conocer la historia del té, tenemos que mirar hacia Asia, y fijarnos en el budismo. Cuenta la leyenda que durante una jornada de meditación bajo el árbol Bodhi, Buda se dio cuenta de los problemas a los que los hombres se enfrentaban (tristeza, enfermedades, muerte…). Tanto pensó en ello, que no pudo evitar que una lágrima cayera sobre sus ojos. En la tierra donde cayó esa lágrima, creció el arbusto del té.
Esto es sólo una leyenda, pero lo cierto es que se han escrito muchos teóricos orígenes. Por ejemplo, en China se cuenta que lo descubrió el emperador Sheng Nung, allá por el año 2737 a.C. Y lo hizo de un modo bastante casual. Mientras hervía agua caliente, una hoja de un arbusto cercano cayó al agua. El sabor que obtuvo le pareció delicioso al emperador que, sin saber, había elaborado el primer té de la historia.
Sea cual sea su origen, lo innegable es que fueron los monjes budistas los que lo difundieron por todo Asia. En Europa tuvimos que esperar hasta el siglo XVII para tener esta preciada bebida. Fue entonces cuando la Compañía Holandesa de las Indias Orientales lo trajo para acá.
Y hasta hoy… ¡Y que siga su expansión!